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Si no es hoy.. cuándo? Si no eres tú... quién?

martes, 12 de agosto de 2014

El arte de ser directos.

En lo personal, considero que es complicado encontrarse con personas auténticas, genuinas, que no quieren aparentar lo que no son, que van por la vida sin filtros, con una seguridad encantadora, que dicen lo que sienten y piensan sin ningún problema, entonces sucede que, en automático, esas personas se vuelven admirables para mí.

Sin embargo, creo que son contadas las personas que se atreven a ser y hacer todo esto. Pues no es fácil plantear a terceros tus verdaderos sentimientos y pensamientos, a veces da miedo, pues muchos temen a las reacciones o a herir suceptibilidades, y aquí entra una cuestión de asertividad y tacto para expresarse. Pues muchas veces el simple tono de voz es lo que marca la diferencia. Un gesto o el mismo lenguaje corporal puede ser intimidante. Pero pese a todo, prefiero por mucho, que me digan las cosas como son, a que no digan, no expresen, den el avión (me sigan la corriente), o simplemente no se atrevan a manifestar su diferente forma de pensar.
Somos seres sociales, eso es una realidad, no podemos evitar rodearnos de personas con distinta mentalidad, valores, educación, costumbres, etc., la buena noticia es que, podemos elegir a quién sí queremos tener más tiempo en nuestro entorno, valorar una buena taza de café y una excelente plática. Y mejor aún... siendo directos!


Es un gusto estar cerca de la gente que es directa, pues ...

No tenemos que averiguar lo que realmente está pensando o sintiendo, porque es honesta acerca de sus pensamientos y expresa abiertamente sus sentimientos.
No tenemos que preguntarnos si realmente están con nosotros porque quieren, o por un sentimiento de culpa y de obligación.
Cuando esa persona hace algo por nosotros, no tenemos que preocuparnos de que acaben teniendo resentimientos hacia nosotros porque por lo general la persona directa hace cosas que la complace a ella misma.
No tenemos que inquietarnos acerca del estatus de nuestra relación con ellos, porque si se los preguntamos, nos lo dirán.
No tenemos que preocuparnos si están enojados, porque lidian abiertamente con su ira y la resuelven de inmediato.
No tenemos que preguntarnos si estarán hablando de nosotros a nuestras espaldas, porque si tienen algo que decir, nos lo dirán directamente.
No tenemos que preguntarnos si podemos confiar en ella porque la persona directa es digna de confianza.

¿No sería bueno que todos fuéramos directos?

“Hoy dejaré ir mis ideas acerca de que de alguna manera es bueno o deseable ser indirectos. En vez de ello, me esforzaré por ser honesto, directo y claro en mi comunicación con los demás. Haré que comience por mí el ser directo en mis relaciones”.
Melody Beattie.

Carolina González

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